Leo Strauss nació el 20 de
septiembre de 1899 en Kirchhain, una ciudad rural en la provincia de
Hesse-Nassau perteneciente al Reino de Prusia, parte del Imperio Alemán. Su
padre, Hugo Strauss, y su madre, Jennie
David, educaron a su hijo en el judaísmo ortodoxo, aunque no lo practicaban
asiduamente. El padre y el tío eran propietarios de una granja agrícola con
explotación ganadera, que habían heredado del abuelo de Leo, Meyer Strauss,
miembro distinguido de la comunidad judía local.
En su infancia Leo Strauss asistió a
la escuela pública local para pasar, en 1912, al Gymnasium
Philippinum, adscrito a la Universidad de
Marburgo, donde recibió una amplia formación
humanística, que completó en 1917.
En la Primera Guerra Mundial, el ejército
alemán le llamó a filas y, en julio de 1917, fue destinado a Bélgica en calidad
de intérprete. En diciembre de 1918 fue licenciado y se incorporó a la
Universidad de Marburgo. Residió en un pensionado al que acudían los seguidores
del filósofo judío neokantiano Hermann Cohen, profesor de la universidad. En
1921, Leo Strauss presentó en la Universidad de Hamburgo su tesis doctoral bajo
el título Das Erkenntnisproblem in der philosophischen
Lehre Fr. H. Jacobis (“El problema
del Conocimiento en la Doctrina Filosófica de F. H. Jacobi”), dirigido por el
alumno de Hermann Cohen, Ernst Cassirer. Strauss explicaba las implicaciones
que, para el problema del conocimiento, tenía la noción de Jacobi sobre la
revelación. Aunque años más tarde, Jacobi se arrepentiría de su tesis, la
cuestión del significado de la revelación divina no le abandonaría a lo largo
de toda su vida. En 1922 asistió
a los cursos de fenomenología impartidos por Edmund Husserl, donde
coincidió con Martin Heidegger, también alumno, en la Universidad
de Friburgo. Strauss escribiría más tarde que ningún pensador contemporáneo le había
impresionado más que Heidegger
Leo Strauss se unió a una hermandad
judía y colaboró con el movimiento sionista alemán, que le permitió conocer a
distintos intelectuales judíos alemanes como Norbert Elias, Leo Löwenthal,
Hannah Arendt y Walter Benjamin, quien admiraría siempre la obra de Strauss.
El mejor amigo de Strauss fue Jacob
Klein, aunque se relacionaba intelectualmente con Karl Löwith, Julius Guttmann,
Hans-Georg Gadamer, Franz Rosenzweig, Gershom Scholem, Alexander Altman y el
arabista Paul Kraus, que se casará con Betina, hermana de Leo Strauss. Buena
parte de la correspondencia intercambiada con sus amigos se publicó en los Gesammelte Schriften (“Escritos coleccionados”).
También participó en un debate epistolar
con Carl Schmitt, que rompería al abandonar Alemania y no recibir respuesta de
sus cartas.
En 1923 Leo Strauss empezó a dar
clases en Frankfurt auspiciado por el Freies Jüdische
Lehrhaus (“Centro de Educación para Adultos”), fundado por su amigo Franz Rosenzweig, a quien dedicaría su primer libro. En 1925, otro de sus compañeros intelectuales,
Julius Guttmann, le invitó a la edición jubilar de la obra de Moses Mendelsson
para la Academia de Ciencias del Judaísmo en Frankfurt.
En 1930, Strauss publicó su primer
libro Die Religionskritik Spinozas als
Grundlage seiner Bibelwissenschaft: Untersuchungen zu Spinozas
theologisch-politischem Traktat (“Crítica de la Religión de Spinoza”), en el que
argumentaba que los lectores de Spinoza en los siglos XIX y XX podrían verlo
como un ‘hombre intoxicado con Dios’, ya que habrían dejado de pensar
seriamente en que pudiera existir la revelación divina.
En 1931, Leo Strauss se presentó a
su Habilitation para poder ejercer la enseñanza
universitaria y formar parte de los tribunales de doctorado. Su examinador el
teólogo Paul Tillich lo suspendió.
Strauss publicó unos comentarios
al libro de Carl Schmitt, Der Begriff des
Politischen (“El Concepto de Política”), en los que argumentaba que, aunque Schmitt intentaba hacer otra
cosa, permanecía dentro del horizonte del moderno liberalismo, ya que no era
capaz de justificar su compromiso normativo al que llamaba ‘la política’.
Schmitt declararía más tarde que nadie lo había comprendido mejor que Strauss y
éste confesaba que leyendo a Schmitt había cambiado su orientación sobre la
relación entre Filosofía y Política.
En 1932, la Hochschule für die Wissenschaft
des Judentums (“Academia para
el Estudio del Judaísmo”) de Berlín tiene problemas financieros y Strauss se
queda sin trabajo. Gracias a una carta de recomendación de Carl Schmitt, Leo
Strauss recibe una beca de la Fundación Rockefeller para desarrollar un estudio
sobre Thomas Hobbes en París. Allí se casó con Marie (Miriam) Bernsohn, a quien
había conocido en Alemania. Ella era viuda con un hijo, Thomas, que Strauss
adoptó. Más tarde adoptaría también a Jennie, hija de su hermana, cuyo padre
falleció en circunstancias oscuras en El Cairo durante la Segunda Guerra
Mundial. Leo y Miriam Strauss no tuvieron hijos biológicos.
También en París, Strauss asistió a
seminarios sobre Hegel dictados por Alexandre Koyré y Alexander Kojève. En 1933
la Fundación Rockefeller le renueva su beca para seguir trabajando, ahora en
Londres y Cambridge, en su estudio sobre Hobbes, a quien considera el fundador
teórico del estado liberal, cuando este modelo se colapsa en Alemania con el
ascenso de Hitler al poder.
Por este motivo decide no regresar
a su país de nacimiento y consigue en 1935 un empleo temporal en la Universidad
de Cambridge. En Inglaterra entabla amistad con R. H. Tawney y en segundo término
con Isaiah Berlin.
Escribe su tercer libro Hobbes’ politische Wissenschaft und zugehörige Schriften (“La filosofía
política de Hobbes”), que no se publicaría hasta 1936. Un año antes apareció se
segundo libro Philosophie und Gesetz: Beiträge zum Verständnis Maimunis und
seiner Vorläufer (“Filosofía y Derecho: Contribuciones al entendimiento de Maimónides y
sus predecesores”).
Su amigo Gersholm
Scholem confiaba que el libro de Strauss sobre Maimónides fuese una buena
introducción para entrar en la cátedra de Filosofía judía medieval de la
Universidad de Jerusalén, que finalmente fue para Julius Guttmann, quien había
sido su supervisor en la Academia de Ciencias del Judaísmo y defendía
una visión distinta sobre el pensamiento de Maimónides, pues entendía que la
relación entre razón y revelación eran sus fuentes de conocimiento. El problema
de las relaciones entre fr y razón era una de las preocupaciones de Strauss. Afirmaba que la principal
preocupación de Maimónides no era epistemológica sino política. La relación
entre filosofía y política ya la había descrito Strauss en su libro “Crítica de la Religión de Spinoza”. El pensamiento
de Strauss alerta de la futilidad de muchos de nuestros afanes políticos.
Incapaz de conseguir un empleo fijo
en Inglaterra, Leo Strauss habló con
Harold Laski, profesor en la London School of Economics
y futuro primer ministro laborista en el Reino Unido, quien consiguió que la
Universidad de Columbia ofreciese a Strauss un puesto de profesor invitado en
el Departamento de Historia en 1937. Strauss aceptó la invitación y se trasladó
a los EE.UU. Al año siguiente fue contratado como profesor investigador por la New School for Social Research, que acogía a intelectuales exiliados de Europa. Se incorporó a la
Facultad de Ciencias Políticas donde permaneció durante diez años. Hizo un
pequeño paréntesis en 1939 como profesor invitado en el Hamilton
College.
Leo Strauss adoptó la ciudadanía
estadounidense en 1944.
En los primeros años de su década
en la New School for Social Research, Leo
Strauss profundizó en filosofía antigua para explorar los temas de persecución
y escritura. Recopila una serie de ensayos seminales que publicaría en 1952 con
el título Persecution and the Art of Writing, como aportación a la filosofía política contemporánea.
En su ensayo, Strauss expone su particular método de lectura, al distinguir la
lectura (y la escritura) esotérica de la exotérica. A lo largo de la historia,
muchos autores han tenido que esconder su pensamiento más íntimo tras una
fachada convencional, pues la persecución origina un
cierta escritura esotérica que sólo permite captar sus
mensajes a una élite de lectores. Escriben, por tanto, en dos niveles y Leo Strauss
trata de descubrir la escritura esotérica en autores como Maquiavelo, Spinoza o Maimónides. Parte importante de sus trabajos constituyen una constante
interrogación a los textos clásicos de la filosofía griega, judía y musulmana.
Strauss retorna a los “grandes
textos” para comprenderlos tal y como los autores de esos textos se comprendían
a sí mismos y emprende la tarea de recuperar a pensadores olvidados como
Jenofonte, centrando sus investigaciones en dos núcleos: el Sócrates de
Jenofonte y el Hierón de Jenofonte. Sus estudios sobre Jenofonte permiten dar
cuenta de una de las tensiones más importantes que Strauss descubre en la
filosofía, la tensión del filósofo con la polis.
Escribe su cuarto libro, Über Tyrannis. Eine Interpretation von Xenophons „Hieron“,
donde ofrece su interpretación de la
obra de Jenofonte sobre el tirano Hierón, que aparece en 1948. En él resalta la
tensión entre la búsqueda filosófica de la verdad y los requerimientos de la
sociedad.
En 1949 Leo Strauss se incorpora a
la Universidad de Chicago como profesor de Ciencias Políticas, donde alcanzó el
reconocimiento de Robert Maynard Hutchins Distinguished
Service Professorship.
Inició su andadura en la Facultad
de Ciencias Políticas con una serie de conferencias sobre Derecho Natural e Historia,
que en 1953 aparecerían publicadas en su libro Natural Right and
History, el más conocido
de los que publicó en EE.UU. Insiste en su conocida preocupación ante la
dificultad que muestra la Filosofía para responder a los retos del relativismo
moral y político. Comienza con un análisis de Max Weber, uno de los fundadores
de la disciplina académica de las Ciencias Sociales, e intenta demostrar la
existencia de una línea directa que va del positivismo de Weber al
historicismo, que Strauss define con su opinión de que todos los pensamientos y
creencias humanos son históricos. Contrasta las modernas concepciones del
Derecho Natural, a partir de Hobbes, con las antiguas concepciones que arrancan
en Platón. Hobbes termina en un relativismo historicista, en el que no hay
normas morales, políticas científicas más allá de sus contextos históricos. Leo
Strauss rechaza la manera historicista de estudiar la filosofía, en la que las
ideas están determinadas por el contexto social y político. Dicha posición sería
insostenible, pues supone admitir que el mismo historicismo, que también está determinado,
sería falso. El historicismo impide una lectura adecuada de los textos del
pasado.
Partiendo de la expresión usada en Lógica, reductio ad absurdum (“reducción al absurdo”), Leo Strauss acuño la frase reductio ad Hitlerum, que parte de la siguiente premisa: “Como Hitler era malo, si Hitler apoyaba a "X", "X" debe ser malo”.
Partiendo de la expresión usada en Lógica, reductio ad absurdum (“reducción al absurdo”), Leo Strauss acuño la frase reductio ad Hitlerum, que parte de la siguiente premisa: “Como Hitler era malo, si Hitler apoyaba a "X", "X" debe ser malo”.
En 1954 Leo Strauss viaja a
Heidelberg donde se encuentra con sus antiguos compañeros Karl Löwith y Hans-Georg Gadamer y pronuncia en la Universidad una
conferencia sobre Sócrates.
En 1958 publicó su libro más polémico,
Thoughts on Machiavelli, en el que define la
rabia antiteológica de Maquiavelo como la fuente de la modernidad.
En 1965 la Universidad de Hamburgo
le ofrece un puesto de profesor temporal, que Strauss declina por razones de
salud, y le nombra doctor honoris causa. Este
reconocimiento y la distinción con la Orden de Mérito alemana le son entregadas
por el consul en Chicago.
En 1969 Leo Strauss abandona la
Universidad de Chicago y se incorpora al Claremont
McKenna College en California. Un año después pasa al St. John’s College en Annapolis (Estado de Nuevo México),
donde se encuentra con su mejor amigo Jacob Klein. Strauss recibe el
prestigioso reconocimiento de ‘distinguido profesor residente Scott Buchanan’.
Está trabajando sobre Nietzsche,
Tucídides y Jenofonte cuando le sobreviene una neumonía que le causó la muerte
el 23 de octubre de 1973. Está enterrado en el cementerio judío de Annapolis.
Algunos historiadores definieron a
Leo Strauss como una figura influyente en los círculos políticos
neoconservadores estadounidenses, en particular en relación a la política
extranjera de George W. Bush en Oriente Medio. Su influencia permanece hoy pues
dejó un gran número de discípulos que se han mantenido activos en la vida pública
e intelectual.
MAG/03.12.2019