martes, 3 de diciembre de 2019

Leo Strauss



Leo Strauss nació el 20 de septiembre de 1899 en Kirchhain, una ciudad rural en la provincia de Hesse-Nassau perteneciente al Reino de Prusia, parte del Imperio Alemán. Su padre, Hugo  Strauss, y su madre, Jennie David, educaron a su hijo en el judaísmo ortodoxo, aunque no lo practicaban asiduamente. El padre y el tío eran propietarios de una granja agrícola con explotación ganadera, que habían heredado del abuelo de Leo, Meyer Strauss, miembro distinguido de la comunidad judía local.
En su infancia Leo Strauss asistió a la escuela pública local para pasar, en 1912, al Gymnasium Philippinum, adscrito a la Universidad de Marburgo, donde recibió una amplia formación humanística, que completó en 1917.
En la Primera Guerra Mundial, el ejército alemán le llamó a filas y, en julio de 1917, fue destinado a Bélgica en calidad de intérprete. En diciembre de 1918 fue licenciado y se incorporó a la Universidad de Marburgo. Residió en un pensionado al que acudían los seguidores del filósofo judío neokantiano Hermann Cohen, profesor de la universidad. En 1921, Leo Strauss presentó en la Universidad de Hamburgo su tesis doctoral bajo el título Das Erkenntnisproblem in der philosophischen Lehre Fr. H. Jacobis (El problema del Conocimiento en la Doctrina Filosófica de F. H. Jacobi”), dirigido por el alumno de Hermann Cohen, Ernst Cassirer. Strauss explicaba las implicaciones que, para el problema del conocimiento, tenía la noción de Jacobi sobre la revelación. Aunque años más tarde, Jacobi se arrepentiría de su tesis, la cuestión del significado de la revelación divina no le abandonaría a lo largo de toda su vida. En 1922 asistió a los cursos de fenomenología impartidos por Edmund Husserl, donde coincidió con Martin Heidegger, también alumno, en la Universidad de Friburgo. Strauss escribiría más tarde que ningún pensador contemporáneo le había impresionado más que Heidegger
Leo Strauss se unió a una hermandad judía y colaboró con el movimiento sionista alemán, que le permitió conocer a distintos intelectuales judíos alemanes como Norbert Elias, Leo Löwenthal, Hannah Arendt y Walter Benjamin, quien admiraría siempre la obra de Strauss.
El mejor amigo de Strauss fue Jacob Klein, aunque se relacionaba intelectualmente con Karl Löwith, Julius Guttmann, Hans-Georg Gadamer, Franz Rosenzweig, Gershom Scholem, Alexander Altman y el arabista Paul Kraus, que se casará con Betina, hermana de Leo Strauss. Buena parte de la correspondencia intercambiada con sus amigos se publicó en los Gesammelte Schriften (“Escritos coleccionados”). También participó en un debate  epistolar con Carl Schmitt, que rompería al abandonar Alemania y no recibir respuesta de sus cartas.
En 1923 Leo Strauss empezó a dar clases en Frankfurt auspiciado por el Freies Jüdische Lehrhaus (“Centro de Educación para Adultos”), fundado por su amigo Franz Rosenzweig, a quien dedicaría su primer libro. En 1925, otro de sus compañeros intelectuales, Julius Guttmann, le invitó a la edición jubilar de la obra de Moses Mendelsson para la Academia de Ciencias del Judaísmo en Frankfurt.
En 1930, Strauss publicó su primer libro Die Religionskritik Spinozas als Grundlage seiner Bibelwissenschaft: Untersuchungen zu Spinozas theologisch-politischem Traktat (Crítica de la Religión de Spinoza”), en el que argumentaba que los lectores de Spinoza en los siglos XIX y XX podrían verlo como un ‘hombre intoxicado con Dios’, ya que habrían dejado de pensar seriamente en que pudiera existir la revelación divina.
En 1931, Leo Strauss se presentó a su Habilitation para poder ejercer la enseñanza universitaria y formar parte de los tribunales de doctorado. Su examinador el teólogo Paul Tillich lo suspendió.
Strauss publicó unos comentarios al libro de Carl Schmitt, Der Begriff des Politischen (El Concepto de Política), en los que argumentaba que, aunque Schmitt intentaba hacer otra cosa, permanecía dentro del horizonte del moderno liberalismo, ya que no era capaz de justificar su compromiso normativo al que llamaba ‘la política’. Schmitt declararía más tarde que nadie lo había comprendido mejor que Strauss y éste confesaba que leyendo a Schmitt había cambiado su orientación sobre la relación entre Filosofía y Política.
En 1932, la Hochschule für die Wissenschaft des Judentums (“Academia para el Estudio del Judaísmo”) de Berlín tiene problemas financieros y Strauss se queda sin trabajo. Gracias a una carta de recomendación de Carl Schmitt, Leo Strauss recibe una beca de la Fundación Rockefeller para desarrollar un estudio sobre Thomas Hobbes en París. Allí se casó con Marie (Miriam) Bernsohn, a quien había conocido en Alemania. Ella era viuda con un hijo, Thomas, que Strauss adoptó. Más tarde adoptaría también a Jennie, hija de su hermana, cuyo padre falleció en circunstancias oscuras en El Cairo durante la Segunda Guerra Mundial. Leo y Miriam Strauss no tuvieron hijos biológicos.
También en París, Strauss asistió a seminarios sobre Hegel dictados por Alexandre Koyré y Alexander Kojève. En 1933 la Fundación Rockefeller le renueva su beca para seguir trabajando, ahora en Londres y Cambridge, en su estudio sobre Hobbes, a quien considera el fundador teórico del estado liberal, cuando este modelo se colapsa en Alemania con el ascenso de Hitler al poder.
Por este motivo decide no regresar a su país de nacimiento y consigue en 1935 un empleo temporal en la Universidad de Cambridge. En Inglaterra entabla amistad con R. H. Tawney y en segundo término con Isaiah Berlin.
Escribe su tercer libro Hobbespolitische Wissenschaft und zugehörige Schriften (“La filosofía política de Hobbes”), que no se publicaría hasta 1936. Un año antes apareció se segundo libro Philosophie und Gesetz: Beiträge zum Verständnis Maimunis und seiner Vorläufer (“Filosofía y Derecho: Contribuciones al entendimiento de Maimónides y sus predecesores”).
Su amigo Gersholm Scholem confiaba que el libro de Strauss sobre Maimónides fuese una buena introducción para entrar en la cátedra de Filosofía judía medieval de la Universidad de Jerusalén, que finalmente fue para Julius Guttmann, quien había sido su supervisor en la Academia de Ciencias del Judaísmo y defendía una visión distinta sobre el pensamiento de Maimónides, pues entendía que la relación entre razón y revelación eran sus fuentes de conocimiento. El problema de las relaciones entre fr y razón era una de las preocupaciones de Strauss. Afirmaba que la principal preocupación de Maimónides no era epistemológica sino política. La relación entre filosofía y política ya la había descrito Strauss en su libro Crítica de la Religión de Spinoza”. El pensamiento de Strauss alerta de la futilidad de muchos de nuestros afanes políticos.
Incapaz de conseguir un empleo fijo en Inglaterra, Leo  Strauss habló con Harold Laski, profesor en la London School of Economics y futuro primer ministro laborista en el Reino Unido, quien consiguió que la Universidad de Columbia ofreciese a Strauss un puesto de profesor invitado en el Departamento de Historia en 1937. Strauss aceptó la invitación y se trasladó a los EE.UU. Al año siguiente fue contratado como profesor investigador por la New School for Social Research, que acogía a intelectuales exiliados de Europa. Se incorporó a la Facultad de Ciencias Políticas donde permaneció durante diez años. Hizo un pequeño paréntesis en 1939 como profesor invitado en el Hamilton College.
Leo Strauss adoptó la ciudadanía estadounidense en 1944.
En los primeros años de su década en la New School for Social Research, Leo Strauss profundizó en filosofía antigua para explorar los temas de persecución y escritura. Recopila una serie de ensayos seminales que publicaría en 1952 con el título Persecution and the Art of Writing, como aportación a la filosofía política contemporánea. En su ensayo, Strauss expone su particular método de lectura, al distinguir la lectura (y la escritura) esotérica de la exotérica. A lo largo de la historia, muchos autores han tenido que esconder su pensamiento más íntimo tras una fachada convencional, pues la persecución origina un cierta escritura esotérica que sólo permite captar sus mensajes a una élite de lectores. Escriben, por tanto, en dos niveles y Leo Strauss trata de descubrir la escritura esotérica en autores como Maquiavelo, Spinoza o Maimónides. Parte importante de sus trabajos constituyen una constante interrogación a los textos clásicos de la filosofía griega, judía y musulmana.
Strauss retorna a los “grandes textos” para comprenderlos tal y como los autores de esos textos se comprendían a sí mismos y emprende la tarea de recuperar a pensadores olvidados como Jenofonte, centrando sus investigaciones en dos núcleos: el Sócrates de Jenofonte y el Hierón de Jenofonte. Sus estudios sobre Jenofonte permiten dar cuenta de una de las tensiones más importantes que Strauss descubre en la filosofía, la tensión del filósofo con la polis.
Escribe su cuarto libro, Über Tyrannis. Eine Interpretation von Xenophons „Hieron, donde ofrece su interpretación de la obra de Jenofonte sobre el tirano Hierón, que aparece en 1948. En él resalta la tensión entre la búsqueda filosófica de la verdad y los requerimientos de la sociedad.
En 1949 Leo Strauss se incorpora a la Universidad de Chicago como profesor de Ciencias Políticas, donde alcanzó el reconocimiento de Robert Maynard Hutchins Distinguished Service Professorship.
Inició su andadura en la Facultad de Ciencias Políticas con una serie de conferencias sobre Derecho Natural e Historia, que en 1953 aparecerían publicadas en su libro Natural Right and History, el más conocido de los que publicó en EE.UU. Insiste en su conocida preocupación ante la dificultad que muestra la Filosofía para responder a los retos del relativismo moral y político. Comienza con un análisis de Max Weber, uno de los fundadores de la disciplina académica de las Ciencias Sociales, e intenta demostrar la existencia de una línea directa que va del positivismo de Weber al historicismo, que Strauss define con su opinión de que todos los pensamientos y creencias humanos son históricos. Contrasta las modernas concepciones del Derecho Natural, a partir de Hobbes, con las antiguas concepciones que arrancan en Platón. Hobbes termina en un relativismo historicista, en el que no hay normas morales, políticas científicas más allá de sus contextos históricos. Leo Strauss rechaza la manera historicista de estudiar la filosofía, en la que las ideas están determinadas por el contexto social y político. Dicha posición sería insostenible, pues supone admitir que el mismo historicismo, que también está determinado, sería falso. El historicismo impide una lectura adecuada de los textos del pasado. 

Partiendo de la expresión usada en Lógica, reductio ad absurdum (“reducción al absurdo”), Leo Strauss acuño la frase reductio ad Hitlerum, que parte de la siguiente premisa: “Como Hitler era malo, si Hitler apoyaba a "X", "X" debe ser malo”.
En 1954 Leo Strauss viaja a Heidelberg donde se encuentra con sus antiguos compañeros Karl Löwith y Hans-Georg Gadamer y pronuncia en la Universidad una conferencia sobre Sócrates.
En 1958 publicó su libro más polémico, Thoughts on Machiavelli, en el que define la rabia antiteológica de Maquiavelo como la fuente de la modernidad.
En 1965 la Universidad de Hamburgo le ofrece un puesto de profesor temporal, que Strauss declina por razones de salud, y le nombra doctor honoris causa. Este reconocimiento y la distinción con la Orden de Mérito alemana le son entregadas por el consul en Chicago.
En 1969 Leo Strauss abandona la Universidad de Chicago y se incorpora al Claremont McKenna College en California. Un año después pasa al St. John’s College en Annapolis (Estado de Nuevo México), donde se encuentra con su mejor amigo Jacob Klein. Strauss recibe el prestigioso reconocimiento de ‘distinguido profesor residente Scott Buchanan’.
Está trabajando sobre Nietzsche, Tucídides y Jenofonte cuando le sobreviene una neumonía que le causó la muerte el 23 de octubre de 1973. Está enterrado en el cementerio judío de Annapolis.
Algunos historiadores definieron a Leo Strauss como una figura influyente en los círculos políticos neoconservadores estadounidenses, en particular en relación a la política extranjera de George W. Bush en Oriente Medio. Su influencia permanece hoy pues dejó un gran número de discípulos que se han mantenido activos en la vida pública e intelectual.

MAG/03.12.2019